001-2021
La Democracia burguesa imperialista ha impuesto a su nuevo mandatario, Joe Biden, en medio de una crisis que tuvo su más alta expresión en la "Toma del Capitolio" por parte de los nacionalistas partidarios de Donald Trump y del "Estados Unidos Primero". La burguesía yanki ha cambiado de cartas pero no de objetivo. Con Biden debe dar un rodeo rearmando su mano para posicionar de nuevo a EEUU como la potencia líder y principal de un capitalismo mundial que trascurre por la barbarie en todos los campos de la existencia humana.
La Democracia imperialista es una absoluta ficción y la burguesía probara con Biden una política que esperaría sea más efectiva en lo que solo Trump arrimó sin grandes resultados con la que llamo "Guerra económica contra China". Biden lo ha aclarado manifiestamente:
"Seremos más eficientes que Trump en eso".
Biden y la burguesía que lo apoya debe convencer a la burguesía que confío en Trump que fortalecer EEUU y alcanzar los mismos objetivos deseados con Trump, pasa por recrear la política de Roosevelt para hacerse de la hegemonía mundial en la Segunda Guerra contra el imperialismo alemán: Un Frente Único (Los Aliados) con otras potencias para hacerse entonces del poder mundial. Ahora no es el imperialismo alemán aliado al japonés el enemigo, sino China y sus potenciales aliados, Rusia y los países que se le salieron del saco a EEUU como Irán, Venezuela, Cuba y otros que no son de su confianza.
La burguesía yanki probará con los Demócratas con un énfasis no en el nacionalismo discursivo y retórico sino en el discurso de los " derechos y libertades democráticas burguesas", sin abandonar la guerra económica contra China, pero poniéndole el acento y la justificación de las ofensivas militares que vendrán, en ese discurso " democrático y de la Libertad".
La política de alianzas de Trump era muy pobre porque no daba márgenes a otros reales imperialismos competidores y solo contaba con "alter egos" como Netanyahu y el sionismo ramplón y sus amigos los monarcas petroleros árabe saudíes.
No era suficiente con Trump, buscar a pulso de voluntarismo convertir a EEUU en el motor de la economía mundial. Para ello era necesario derrotar a China, que no solo pasa por su derrota militar sino también por lograrlo a base de una nueva repartición del mundo sin dejar de considerar a los imperialismos europeos y a las potencias emergentes afines.
A la burguesía imperialista yanki y a Biden les toca armar una nueva estantería para vender la idea al pueblo norteamericano de que una Guerra contra China y eventualmente contra Rusia también, no solo tiene objetivos y ventajas económicas para supuestamente alcanzar el pleno empleo y bienestar de las masas norteamericanas, sino hacer valer la "Democracia y la libertad" a lo interno y en el resto del mundo. Claro que hablamos de "libertades y derechos democráticos" formales y no reales. Los mismos que sirvieron para unificar a EEUU contra el nazismo y que luego una vez impuestos se revelo como una gran estafa con la rebelión juvenil de los años 60s y 70s, la guerra de Viet Nam , el saqueo y el armamentismo y las invasiones e intervenciones en todo el mundo, revelando el verdadero contenido del discurso libertario y democrático enarbolado para justificar la Guerra contra el imperialismo Alemán y Japonés.
Ni para el pueblo norteamericano, ni para los pueblos del mundo, los gobernantes que prueba la burguesía, ayer Trump y hoy Biden, van a resolver los problemas de las mayorías ni van a salvar al planeta de su barbarización. El sistema burgués capitalista esta en el centro de todo y este no se caracteriza por desarrollar ni el bienestar social ni el desarrollo de la vida y resolución de las necesidades humanas. Su propósito es la reproducción del capital, su apropiación privada y cada vez más concentrada; y su mecanismo es la sobreexplotación de la naturaleza y de los seres humanos, y de estos últimos , en especial de la clase trabajadora, que es la que crea la riqueza del planeta.
Pero la lucha de clases no termina con la promoción de un Gobierno Demócrata. Y no solo la lucha de clases entre burgueses y proletarios, sino también entre sectores de clase, entre la misma burguesía y entre sectores de la pequeña burguesía llámense supremacistas o Black lives matter o " progresistas".
Fuera del socialismo no hay salida ni para EEUU ni para China o Rusia ni para la humanidad y el planeta. Las burguesías imperialistas empujan cada vez más a la Confrontación Mundial o Tercera Guerra ya con discursos falsos de valores nacionales o de libertades y Democracia. Pero el capitalismo esta agotado y en crisis crónica insalvable y la disyuntiva que fijara hace casi un Siglo Rosa Luxemburgo, sigue tan vigente y urgente como entonces: Socialismo o Barbarie.
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